viernes, 19 de diciembre de 2008

Un pequeño cursillo de fotografía (V)

La parte creativa

Uf! Ahora empieza lo malo. Hasta ahora lo que he contado son poco más que 1+1=2 . Puede estar mejor o peor contado, pero eso es así y no tiene vuelta de hoja. A partir de ahora viene la parte resbaladiza donde intento explicar que es lo que pretendo (y casi nunca consigo) cuando disparo una fotografía. Eso puede no coincidir con lo que mueve a otras personas a hacer fotografías y eso no tiene que acabar en una diatriba para ver quien tiene razón. Seguramente, si las imágenes están hechas con las tripas todos tienen razón aunque yo no daría mucho margen a las fotos de un viaje hechas con el exclusivo motivo de dar envidia a la familia, por ejemplo. Pero son puntos de vista, evidentemente, y la prueba es que las ciudades están llenas de vehículos 4x4 con pintura metalizada.

Resumiendo, lo que sigue es lo que pienso, y no siempre. Si no estás de acuerdo con alguna afirmación no te enfades conmigo. De hecho es muy probable que el texto escrito por el autor no refleje necesariamente las opiniones del autor.


El mensaje

Este es el punto básico. Algo nos llamó la atención e intentamos fotografiarlo para retenerlo en la imagen.
De hecho, cuando le pasamos las fotos de vacaciones a algún amigo (no se como nos duran…) y les vamos explicando las fotos, lo que hacemos es decirles que no hemos sido demasiado buenos haciendo las fotos.

Aquí aparece la gran división en las fotografías y los fotógrafos.

a/ Los Reporteros

b/ (a falta de una definición mejor) Los pintores

Mientras las cámaras eran analógicas, los “pintores” llevábamos las de ganar. Cada vez que apretabas el botón, te gastabas una pasta. Así que antes de hacer una fotografía la mirabas y la remirabas a través del visor para estar seguros de que esa fotografía era la que queríamos. Eso no era malo, te hacía ser muy crítico y selectivo, y los amigos agradecían que les enseñases menos imágenes. Ahora con las digitales y el ordenador, los disparos son gratis y es fácil escuchar a alguien que volvió de las vacaciones con 3000 o 4000 imágenes.

A ver si me explico. Un reportero es una persona que se va al desierto con una cámara y fotografía todas las dunas, todos los árboles de todos los oasis y se aprende todos los nombres, y te los recita de corrido. Después de él ya no crece ninguna fotografía, las ha hecho todas.

El “pintor” es el que se lleva la cámara al desierto y mira y remira, encuadra, espera la luz que cree adecuada…y vuelve con una única foto. Y te la enseña y te corta la respiración. Viendo esa foto puedes sentir el calor agobiante del Sol, la arena deslizarse entre los dedos de tus pies y los horizontes tan amplios que te marean de agorafobia.
El primero te explica una historia por extensión, el segundo por intensidad. No digo que uno sea mejor que el otro, pero personalmente me gusta más el concepto del “pintor”

Un axioma a retener es que cada imagen tiene un mensaje. Queramos o no queramos. Aun más complicado: SOLO TIENE UN MENSAJE. Eso significa que si intentamos hacer una foto….

…de mi pareja en Paris haciendo el mono al lado de la torre Eiffel en un dia en el que salió el sol despues de llover, y que aprovechamos para ir de compras mientras llovía…

posiblemente conseguiremos que nuestro amigo bostece y busque una excusa para ir al lavabo.

A veces me encuentro con una posición resistente del estilo “no las quiero comer, no están maduras” cuando comento que el mensaje de determinada imagen me parece confuso, y me contraatacan diciendo que sólo han hecho una foto, y que no querían dar ningún mensaje. Craso error, siempre estás dando un mensaje, quieras o no. Si te pones a hablar, siempre das un mensaje. Incluso si balbuceas tonterias, el mensaje será un mensaje que no deseas acerca de tu capacidad intelectual, pero habrá un mensaje. Así que ya que va a haber siempre un mensaje, intentemos que sea el que queremos.

La imagen es un idioma. Y un idioma no necesita de otro idioma para explicar algo. Lo ideal sería, con las fotos de vacaciones, una introducción con los postres, y luego dejar que hablasen sólo las fotos. ¿A alguien se le ocurre una exposición en la que el autor va explicando a los visitantes que quería decir con sus imágenes? ¿ir al cine y que el acomodador nos explique lo que quiere decir el director con la película?. Si necesitamos explicar una imagen es que no hemos conseguido que la imagen hable, y puestos a que el lenguaje hablado es más rico en matices, igual podemos prescindir de la foto.

Bajo mi punto de vista, si eres capaz de transmitir mensajes con las imágenes, eres un buen fotógrafo. Es la parte más dura de dominar, pero es la que proporciona más satisfacciones cuando se logra. Los creadores, publicistas… tienen sensibilidad para crear imágenes que remueven cosas en nuestro interior. Y nos hacen lloran con los anuncios o desviar la vista cuando pasamos delante de una valla publicitaria o desear comprar una casa o un coche. Parte del proceso es creatividad, algo que hay que abonar mucho para que crezca y parte es técnica, y esta es fácil de aprender. En último extremo, podríamos decir que:

-una foto creativa sin técnica es buena, pero es una lástima.

-una foto bien resuelta técnicamente pero con mensaje confuso se deja mirar.

-una foto sin técnica y sin mensaje da lo mismo mirarla por el derecho o por el revés.

Evidentemente no puedo explicar creatividad. No hay sitios donde la vendan, sino hasta yo tendría.

El único método que conozco es copiar. No ver fotos, sino examinarlas. Si cae ante nuestros ojos una imagen, no importa su origen, que nos llama la atención, hay que sacar la lupa de detective e intentar averiguar que tiene esa imagen que hace que entre todas las que han ido pasando por delante de nuestra nariz, esa destaque. Repetir este ejercicio se convierte pronto en automático y ayuda mucho a aprender el idioma de la imágenes.

Una matización importante es que no estoy hablando únicamente de fotos bonitas. Hay fotos absolutamente desagradables que consiguen fijar tambien nuestra atención. Los anuncios de pobres niños negros desnutridos que utilizan casi todas las ONG pertenecen a esta categoría. De lo que se trata es de que la imagen hable, aunque no nos guste lo que diga.



Una de las primeras fotos de mi regreso a las reflex, esta vez digitales. Un frio brutal (que no queda reflejado en la imagen aparte del poco de nieve, estuve esperando que la respiración del soldado dejase ir vaho para mostrar eso, pero empiezo a sospechar que no respiraba). Un soldado inmóvil y un gran retrato de Mao vigilándole. Utilicé un teleobjetivo para aplanar la perspectiva (ya hablaremos de eso) y situé los dos elementos en diagonal (sólo dos elementos, tuve que esperar hasta que ningún otro personaje invadiera la escena). No están situados exactamente en puntos de la región aúrea porque eso hubiese dado el mismo interés a ambas partes de la imagen y esa tensión no me pareció conveniente. El prota es el soldado, pero nota el aliento de Mao en el cogote, por eso está ligeramente más centrado, para que el ojo lo descubra instantes antes que el retrato. Moviéndome hacia adelante y atrás conseguí que la relación de masas entre el retrato de Mao y el uniforme del soldado me pareciesen equilibrados. Un diafragma abierto produjo un retrato desenfocado pero reconocible, algo del tipo "no estoy presente pero os vigilo".
No estoy seguro de haber conseguido explicar la foto que ví cuando disparé, pero bueno, tambien de los errores se aprende...

4 comentarios:

Tirs dijo...

No sé si a ti te ocurre, pero este es el tipo de fotos que nunca nos dejan hacer. Incluso en el mejor de los casos, que supone la inmensa suerte de tener una pareja como la mía con su inacabable paciencia oriental, cuando te plantas allí en medio, comienzas a ajustar la cámara, buscas el encuadre, imaginas el recorte, das pasos adelante y atrás para buscar la perspectiva, esperas a que no pase nadie, soplas al cielo para que se vaya esa maldita nube que acaba de pasar... el sentimiento de culpabilidad te invade. Tienes a una o más personas esperando a que saques tu maldita foto. Y eso cuando no son del tipo "veeenga, vaaaamos, que nos van a cerrar el museo y no tenemos toda la mañaaaaana"...

En resumen: el "pintor", como muy sabiamente lo has calificado, es un solitario. Y es que la gente tiene la idea errónea de que la fotografía siempre es algo rápido y vertiginoso. Cierto, la fotografía es "capturar el instante", pero a veces (muchas veces) para "capturar el instante" hay que esperar a que se produzca, o incluso prepararse para él.

Soldevilla dijo...

Hola Tirs. te doy la razón...en parte... Es cierto que ir de pintor es más lento, pero la práctica tambien acelera la cosa. Claro que cuando me voy por ahí hay que encontrar el equilibrio entre la foto que quiero hacer y los morros de los compañeros de viaje, pero si vas con el seguro quitado es más fácil cazar algo...

Lo que quiero vender en estos textos es que no vale esperar a ver una posible imagen para empezar a leerse el manual de la cámara. Entonces si que se te va un chorro de tiempo.

Tirs dijo...

Efectivamente. Ahora recuerdo a mi amigo el dibujante: dibuja los "monos" a una velocidad vertiginosa. Pero eso no quita que, por mucho que tarde, nadie le mete nunca prisa. ¿Por qué? Porque es "dibujante", y por tanto la gente lo ve como "pintor", no como "fotógrafo".

Y efectivamente, el manual como los experimentos: en casa y con gaseosa. Y antes de echarte a la calle, no después.

Unknown dijo...

Soy demasiado occidental. Acostumbro a leer de izquierda a derecha y de arriba a abajo. Por eso, en este encuadre, me voy directo a Mao y solo el hecho de que esté desenfocado me permite fijarme en el soldado. A mi, me hubiese resultado más sencilla de "leer" esta foto, con el retrato al lado contrario, pero claro, estoy suponiendo que era posible cambiar la perspectiva moviéndote algo a la derecha... cosa que quizás no fuese posible.

En cuanto a la preparación de una foto y el sentimiento de culpabilidad.... como se nota que hace tiempo que no viajáis con niños ;-)