sábado, 6 de diciembre de 2008
Ese sueño de eternidad que nos pierde
Una ciudad anónima china, fotografiada desde el tren
Ayer me llegaron dos notas aparentemente sin conexión. Una acerca (otra vez) de la volatilidad de las imágenes digitales. Que si el soporte se vuelve obsoleto en x años, que si las copias en papel debido a la acidez del papel se degradan en x años...
Por otro lado, alguien a quien no alcancé oir el nombre hablaba, y parecía saber de que hablaba, acerca de que de seguir nuestro actual ritmo de emisiones a la atmósfera el punto crítico de no retorno se alcanzará en 9 años. Esto fué lo que más me impactó, no fueron unos 10 años, o una docena de años... fué un preciso nueve años. Y que dado que gracias a la crisis (yo no quería hablar de la crisis en este blog, mecachis, pero todo está ligado) los imperativos restriccionistas parecen menos importantes y que el precio del petróleo, que había sido una de las causas principales de la frenada de consumo de combustibles, está cayendo en picado, es posible, aterradoramente posible que esos escasos nueve años sean menos. Una vez superado ese punto de inflexión, ya no se puede hacer nada. Estamos en un coche sin frenos cayendo por un terraplén, y la velocidad cada vez es más alta.
¿a que ahora ya no parece tan importante que nuestras copias digitales duren 100 años? Siendo realista, lo único que realmente debiera preocuparnos es que los materiales con los que están fabricadas nuestras copias digitales, y nuestros discos duros fuesen fácilmente digeribles por los estómagos de los escarabajos, que parece que es la especie que va a suceder en el dominio de este planeta a la especie que durante menos tiempo ha sido capaz de detentar ese título.
En fín... a ver que hace el Barça hoy...
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario