domingo, 22 de febrero de 2009

Los pequeños genocidios diarios

Estos dias de invierno frio estoy aprovechando para reordenar mis piedras, a las que no me atrevo a llamar colección. No son rocas y minerales de museo: la mayoría de ellas han sido recogidas por mi o mis amigos en alguno de los viajes que he ido disfrutando en los últimos 10 años, así que lo que realmente importante de estas piedras es que son recuerdos de esos viajes, intrumentos para viajar al pasado cada vez que las toco o las veo.
Supongo que estoy sensibilizado especialmente por la sensación de crisis que nos rodea, pero muchas de mis rocas me explican ahora historias que no son agradables de oir. Hay en la estantería un berilo que compré en una tienda de Bulabayo, por ejemplo. Bulabayo es la segunda ciudad de Zimbabwe. Cuando la visité hace una década era una bonita ciudad con edificios coloniales que se mezclaban con otros de corte tan moderno como los que podríamos descubrir en cualquier capital europea. Bulabayo estaba en la ruta soñada por Cecil Rhodes, de infausta memoria, para trazar el célebre ferrocarril transafricano "Cape to Cairo" que permitiera a los europeos disponer de una via directa para expoliar los recursos de toda Africa. Afortunadamente el proyecto no se llegó a realizar, pero Bulabayo se diseñó con unas amplísimas avenidas para permitir maniobrar las yuntas de animales de carga necesarios para tan faraónico proyecto, y esas avenidas han producido una ciudad que respira de una forma muy especial.

Hace 10 años por esas calles y las de la capital Harare se afanaban personas vestidas de traje y corbata llevando sus negocios aquí y allá, hileras de disciplinados niños vestidos todos igual, con sus diminutas corbatas como si fuesen al más tradicional de los colegios ingleses, restaurantes, esas cosas que no son restaurantes de comida rápida, tiendas... El negocio del turismo iva viento en popa, con unos ressorts extraordinarios y unos reclamos como las cataratas Victoria únicos en el mundo. La moneda era estable, apenas había mercado negro y la sensación era la de un pais que esta despegando de forma imparable.

Pero entonces llegaron las elecciones. El partido en el poder debió hacer sus números para averiguar que debía hacer para perpetuarse en el poder, y requisó las posesiones de los blancos. Ya, ya se que puede sonar racista, pero no voy por ahí. Los blancos llegaron a Zimbawbe con un bagaje para los negocios que allí no exixtía, y aunque no fuese su intención, estaban sirviendo de espejo para mucha población negra. Ni más ni menos que lo que ahora se está produciendo en China o hace 20 años se produjo con la llegada de las empresas alemanas a España. Y a nadie aquí se le ocurrió confiscar las empresas regentadas por alemanes. Quizás porque hace siglos lo intentamos con los judíos y nos salió el tiro por la culata, seguramente.

El resultado es que con esa y otras medidas, unos políticos, para mantenerse en el poder, han llevado un próspero pais a la ruina más absoluta en sólo 10 años. No lo he querido decir así, un pais es un concepto, y a los conceptos no les duele nada. Un pais es un feudo donde muchas personas intentan vivir una vida decente y plácida que puede verse truncada por los intereses de poder de otros. Donde si las cosas derivan hacia peor, hay familias que pierden sus casas, niños que mueren de enfermedades que estaban casi olvidados, enfermos que no reciben más que los cuidados que pueden pagarse. Pero hay que profundizar más. Estos dramas afectan a los miembros menos favorecidos de la sociedad, pero todos perdemos. Tener que renunciar al tiempo libre para tener un segundo trabajo, no poder salir a tomar una cervecita con los amigos, no poder realizar ese viaje para el que hemos ahorrado y al que el miedo al futuro nos hace renunciar...Estos "pequeños" dramas no salen nunca en los periódicos, pero 60 millones de pequeños dramas son un dramón. Un dramón de renuncias, de desaliento, de depresión, de falta de alegría en acometer proyectos, un pequeño morir de esperanzas diarias.

Y todo esto porque alguien ha querido hacerse con más poder y más dinero del que le corresponde.

Hablando con mis piedras, les cuento que empiezo a estar harto de los políticos. Especialistas en subrayar su honradez y señalar al que no está presente como el causante de todos los males. Yo no les pediría que fueren honrados, eso me parece pedir en demasía. Me bastaría con que fuesen inteligentes. Entendiendo como político inteligente aquel que es corrupto hasta el nivel que el pais que parasita puede seguir funcionando normalmente a pesar de sus corruptelas. Pero ya se que incluso así pido demasiado, y que me van a dar con dos piedras. Al menos yo puedo escoger, que tengo muchas...

Hoy no hay foto. Vosotros mismos, tomad el primer periódico que os caiga en las manos y recortad el que os salga en portada...

3 comentarios:

Unknown dijo...

El otro día, leyendo un libro de economía "recreativa" (si, esas cosas existen) me econtré con la figura del corrupto sostenible. ¿Son más corruptos los políticos africanos (por seguir con el ejemplo) que los europeos?. Según los economistas no, son igual de corruptos. La diferencia es saber que en un sistema "occidental" se puede invertir en la corrupción a largo plazo y por lo tanto explotar menos el aquí y el ahora. Con un régimen inestable, es mejor llevárselo todo ahora y luego ya veremos. Eso a lo que lleva es a sociedades "prosperas" o "arruinadas".

Tras leer tu artículo, recordar ese libro y pegarle un vistazo a la prensa diaria empiezo a pensar que ya hemos dado el salto: mejor el aquí y el ahora :-(

En cuanto a los genocidios diarios, quizás el término genocidio es demasiado fuerte. Pero si una muerte por desgaste. Es como la tortura de los mil cortes. Un corte ocasionar con una cuchilla te produce un pequeño sangrado, pero si te producen continuamente pequeños cortes, acabas muriendo desangrado.

Y eso es lo peligroso. Que no te das ni cuenta. Hoy no te tomas una cerveza. Mañana no haces ese viaje. El fin de semana que viene trabajas. Y cuando te das cuenta as dejado detrás de ti diez años dedicados a "sobrevivir". El problema es que nunca sobrevives, vida solo tienes una. Y acabas perdiéndola. No hay bola extra.

Vale, ya me has animado la mañana del lunes :-(

P.D. El "capcha" que hay ahí debajo esperando a confirmar que soy un ser humano y no un puñetero robot de spam ha elegido muy cínicamente las letras "revolo". ¿Estará proponiendo una revolución? ¿para que los nuevos líderes se queden de nuevo con todo? ¿Que es mejor, malo conocido o malo por conocer?

Soldevilla dijo...

Estuve pensando mucho el término genocidio. Y decidí que era aplicable con el adjetivo pequeño, y eso es lo más terrible, porque de las víctimas de Pinochet y de Hitler si hablarán durante siglos, y mañana nadie se acordará de las espectativas de vida destrozadas.
La Real Academia de las Lengua define Genocidio como:
"Exterminio o eliminación sistemática de un grupo social por motivo de raza, de etnia, de religión, de política o de nacionalidad."

No indica en cuanto tiempo ha de hacerse. Infringir los mil heridas pequeñas a toda una clase social no merece otro nombre.

Antoniatenea dijo...

Me parecen interesantes tus disquisiciones con tus piedras..esas piedras que yo ya vi que coleccionabas cuando eras más joven( al principio iba a poner sólo: joven). ...y estoy de acuedo contigo cuando le pides al político, que sea inteligente, que aun siendo corrupto, lo sea lo mínimo para que parasitando,deje al país con un cierto buen funcionalismo, y eso es genial...es justo lo que al menos se les puede pedir. Muy interesante lo que dices sobre este pais del que no tenía ni la más remota idea.
Un día me enseñas tus piedras que ahora deben ser muchísimas.
Un beso